Ahora que ya sabemos un poco más de la DP y conocemos algo de sus orígenes y fundamentos, podemos preguntarnos … es nuestra convivencia familiar cercana a la DP? Qué cosas en nuestra casa son, y cuales no son del entorno de la DP?
Cómo saber si esta solución que se me ha ocurrido para probar en casa cumple los preceptos de la DP? Cuáles son los 4 criterios de la disciplina positiva?
Pues muy fácil, vamos a enumerarlos, estos son los 4 criterios que debe cumplir nuestro comportamiento para que se considere DP
-
Debe ser amable y firme al mismo tiempo.
La palabra clave es respeto… respeto hacia los niños, y también respeto hacia nosotros mismos. Es decir, igual que no voy a gritarte, humillarte, insultarte ni pegarte, tampoco puedo permitir que tú me grites, humilles, insultes o pegues a mi.
Una buena herramienta es el “tiempo fuera positivo”. Es fácil de entender que no podemos intentar solucionar un problema cuando todos, niños y adultos, estamos alterados, enfadados, estresados o incluso furiosos…
La DP nos recomienda un momento de reposo, algo que nos relaje y nos haga sentir mejor antes de abordar el tema.
-
Debe ayudar al niño a sentirse importante.
El niño es un ser social, necesita sentir la “pertenencia” a su grupo o familia. Sentirse tenido en cuenta es normalmente la finalidad que busca todo niño (también toda persona adulta, en realidad)
Según la DP, a medida que el niño se siente más importante y tenido en cuenta por sus personas de referencia, su “mal comportamiento” irá disminuyendo por no considerarlo necesario. Es por eso, que se nos anima a contar con sus opiniones y sugerencias a la hora de fijar límites o normas familiares, que por otra parte, el niño cumplirá de mejor modo puesto que él mismo colaboró en su creación.
-
Debe ser eficaz a largo plazo.
Es cierto que el castigo parece tener efectos inmediatos… sí, puede ser, el comportamiento probablemente cese en el momento pero… volverá a producirse? Sabemos que sí…
La DP nos anima a fomentar en los niños un concepto positivo de sí mismos. A enseñarles a valorar su propia opinión tanto como a respetar la de los demás… a confiar en su autodisciplina para que dejen de necesitar el control externo…
De dónde viene la absurda idea de que el niño tiene que sentirse peor para poder empezar a comportarse mejor?
-
Debe enseñar competencias para la vida.
Un niño que se siente valorado y motivado adquiere ciertos comportamientos y actitudes necesarios y valiosos para la convivencia social de los adultos, para incorporarse a la vida: respeto (por uno mismo y por los demás), responsabilidad, colaboración, aprender a resolver problemas, hacer sugerencias…
Deja una respuesta